miércoles, diciembre 19, 2012

¿Para quién es el discurso político?


Creo que los más desposeídos, incluso viendo la ineficiencia del gobierno para solucionar sus problemas, aun viendo que muchas de las autoridades del gobierno son pillos que están ahí para enriquecerse, buscan en el gobierno la solidaridad que no encuentran en las clases media y alta.
La posibilidad de que gane las elecciones un líder que promueva la construcción de un país mediante la suma de los esfuerzos individuales, no será posible si esa construcción no implica la solidaridad necesaria y suficiente para que los que no tienen superen el círculo vicioso de la miseria o de la pobreza. Por eso la idea de un gobierno que regala y que permite invasiones, cala en los más desposeídos: porque sólo con dádivas y una "propiedad" obtenida de improviso es posible dar un golpe suficientemente fuerte en sus vidas como para romper ese círculo vicioso, pues el trabajo diario, asalariado, sólo les sirve para sobrevivir.
Bien lo decía una mujer de Sucre en un programa de Radar de los Barrios, dirigiendo su queja a los políticos "turistas electorales": "No diga que va a hacer. ¡Haga!".
No ganaremos tratando de convencer con discursos. Sólo convenceremos con nuestros actos; con la solidaridad necesaria y suficiente puesta en práctica. Ello implica una nueva forma de gobernar en la que se incorpore a los empresarios y a los que más tienen en la concreción de la labor social. Un gobierno que se ocupe más de coordinar la acción solidaria de los que tienen y menos de publicitar sus propias acciones. Porque mientras el pueblo siga viendo que quien hace es el gobierno, seguirá votando por un gobierno que haga, y no por un gobierno que regule a los que hacen. Igualmente hace falta un nuevo empresario dispuesto a posponer o reducir su beneficio personal para cumplir con la solidaridad necesaria y suficiente.
El discurso político entonces es para los patronos, para los empresarios, para las clases media y alta, para que entiendan que el país y el mundo no son sustentables sin la solidaridad necesaria y suficiente puesta en práctica; que conservar lo que se tiene depende de ello, y mucho más desarrollar lo que se tiene.
El discurso político no es para los desposeídos. Para ellos es la acción.

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